Manjar ibérico que Puebla atesoró… la cemita poblana

En el siglo XIX, las cemitas se preparaban en casa y se rellenaban con papa, frijol y nopal, pero actualmente, el relleno es una explosión de sabores En Puebla la gente del campo ha aprendido a tratar la tierra y entender el clima para generar alimentos y materias primas. La entidad, dentro de la agricultura, …

En el siglo XIX, las cemitas se preparaban en casa y se rellenaban con papa, frijol y nopal, pero actualmente, el relleno es una explosión de sabores

En Puebla la gente del campo ha aprendido a tratar la tierra y entender el clima para generar alimentos y materias primas. La entidad, dentro de la agricultura, en la producción de granos y hortalizas, siendo sus principales productos: maíz grano, papa, café cereza, caña de azúcar, jitomate y flores.

En el sector pecuario los productos que sobresalen son: huevo para plato, la leche de bovino y las carnes en canal de puerco, ave y bovino, además la entidad, sin gozar de litorales, es importante productora de pesquerías como la trucha (casi tres mil toneladas), mojarra y bagre.

La gastronomía llena de orgullo a los poblanos, es una de las más emblemáticas y deliciosas del país, ya que Puebla es la capital mundial del mole, de los chiles en nogada así como de las chalupas, y te da una probadita del paraíso con postres atribuidos a la creatividad angelical como: los camotes, las tortitas de Santa Clara y los jamoncillos de nuez y piñón.

Esta joya gastronómica tiene como esencia su pan, de origen muy antiguo, que como todos los panes consumidos en México fueron introducidos originalmente por los conquistadores y, al paso del tiempo, fueron enriquecidos en sus formas, sabores y técnicas por los franceses.

La cemita es eminentemente ibérica y es el resultado de dos variedades de pan que, durante el Virreinato, la ciudad de Puebla entregaba como tributo a la corona española”, señala la historiadora, biógrafa, investigadora y escritora mexicana, Esperanza Toral, en El origen de las cemitas.

Otra característica del pan de la cemita es el adorno con ajonjolí que lleva en la tapa, en la que los artesanos alcanzaron gran destreza y la decoraban con flores, estrellas, animales, frases, nombres y paisajes. Es célebre una anécdota que cuenta que el general Maximino Ávila Camacho brindó una comida en Teziutlán en la que las cemitas consumidas tenían dibujado el escudo de armas de ese municipio.